De la elección de los ingredientes hasta el sistema de embotellamiento de cerveza: es así como nace una buena rubia
La cerveza es una de las bebidas más antiguas. Una experiencia única que comienza con la selección de los mejores ingredientes (lúpulo, malta, cebada) y finaliza con las operaciones de embotellamiento y tapado.
La cerveza es una de las bebidas preferidas de los jóvenes y los no tan jóvenes. Estrella indiscutible durante las fiestas de verano, los partidos de fútbol, las cenas entre amigos… es seguramente el mejor socio cuando se trata de divertirse.
Pero, ¿cuántos consumidores habituales saben realmente cómo se hace una buena cerveza?
Quizás muchos lo ignoran, pero antes de llegar a los frigoríficos de todo el mundo, esta bebida alcohólica tan famosa debe pasar por sofisticadas operaciones realizadas con las máquinas de embotellamiento más tecnológicas y, antes de eso, por una selección cuidadosa de los ingredientes.
Pasos que, si están bien hechos, contribuyen a crear un resultado de altísima calidad.
La importancia de la máquina para embotellamiento de la cerveza
Dependiendo de la cantidad de botellas que cada cervecería necesita producir cada día y del capital que pretende invertir para la compra de maquinarias, una cervecería puede elegir entre diferentes tipos de maquinarias para embotellamiento.
Por ejemplo, una botella puede llenarse con instrumentos que requieren la intervención totalmente manual del fabricante de cerveza o bien puede ser llenada mediante un equipo automático para el llenado de botellas de alta producción.
El primer sistema, que es el adecuado para el embotellamiento de pequeñas cantidades, es también el sistema de llenado de botellas menos costoso. Simple de instalar, se adapta perfectamente para llenar, tapar y etiquetar botellas de vidrio, es la elección ideal para quien desea producir pocas decenas de botellas por día.
Si visitas habitualmente las pequeñas cervecerías o pubs que producen cerveza artesanal, es muy probable que te hayas bebido una cerveza embotellada con este sistema.
El segundo sistema de embotellamiento de la cerveza es el sistema automático.
Por ejemplo, si bebes cerveza comercialmente muy difundida, tienes entre las manos una botella de cerveza embotellada con un sistema automático de elevada producción. Divididos en tres categorías, existen sistemas de embotellamiento para cerveza de hasta 4.000 botellas por hora, sistemas de 4.000 a 12.000 botellas por hora y equipos para la producción de más de 12.000 botellas por hora.
Una mirada a las botellas
Cuando se habla de máquinas para el embotellamiento de la cerveza, es obligatorio tener en cuenta la calidad misma de las botellas. La mayor parte de las cervezas se venden en botellas o latas. Hoy tendremos en consideración sólo las primeras.
A menudo vemos que el vidrio utilizado para las botellas es seguro. Un vidrio de color ayuda a proteger las propiedades organolépticas de la cerveza y a mantener alejados posibles peligros que puedan derivar de la exposición a la luz directa del sol.
Arena silícea, soda y vidrio triturado se funden con pequeñas cantidades de hierro y otros colorantes químicos con el objetivo de dar a la botella de vidrio un color más oscuro.
Posteriormente, la mezcla de estos ingredientes se coloca en hornos especiales de altas temperaturas y se realiza la colada en moldes específicos para dar la forma a la botella.
La calidad de una buena cerveza nace con la elección de los ingredientes.
Hemos dicho que la cerveza es una combinación de ingredientes.
Su calidad no depende del tipo de botella empleada en el embotellamiento ni del tipo de equipo de embotellado de la cerveza.
En base a los diferentes tipos y variedades, los ingredientes son fundamentales para un excelente resultado final.
Malta de cebada, cereales, lúpulo, levadura, agua: los ingredientes siempre deben seleccionarse y combinarse cuidadosamente.
Actualmente, las pequeñas y grandes cervecerías cuentan con centenares de recetas y variedades de cerveza. Comenzando con las recetas históricas de producción de cerveza que se remontan a los siglos antes de Cristo, hasta las recetas más alternativas como la cerveza a la guindilla o a la piña. Sin embargo, el secreto sigue siendo uno: ingredientes excelentes, técnica y pasión.